El medio subterráneo
―del latín «bajo la tierra»― o hipogeo ―del griego «bajo la tierra»― se caracteriza básicamente
por unas condiciones climáticas estables con una humedad relativa constante,
siempre próxima al 100% de saturación, y una temperatura también constante. Un
factor fundamental es la ausencia de luz solar y por lo tanto de fotoperiodo.
La ausencia de luz implica la inexistencia de productores primarios, hecho que condiciona,
acortando, la longitud de la cadenas tróficas. Este ecosistema depende pues para
su funcionamiento de los ecosistemas epigeos: la introducción de materia y
energía se realiza por medio de los aportes del agua de infiltración; el
resultado final es un medio oligotrófico, pobre en nutrientes y recursos
energéticos (Delay & Juberthie, 1981), que condiciona ralentizando el
funcionamiento metabólico de los organismos que habitan. Dado que los términos
hipogeo y subterráneo son sinónimos y ambos son usados indistintamente en la
literatura científica, en este texto también se utilizarán ambos a discreción.
A desaconsejar es el uso de «cavernícola» pues sólo hace referencia a uno de
los distintos compartimentos del medio.
El medio subterráneo en sentido estricto es aquel
formado en la red de fisuras de los
macizos, con independencia de su naturaleza geológica: rocas carbonatadas o
silícicas; este sistema es inaccesible a la investigación científica. Se han
caracterizado diferentes compartimentos (Bellés, 1979-80, Juberthie, 1983;
Juberthie & Decu, 1994) de los que proviene todo el conocimiento existente.
Estos son:
– las partes climáticamente más estables de cuevas, simas y cavidades artificiales (minas o pozos) son la región accesible del medio subterráneo profundo
(MSP) -constituido también por el impenetrable sistema de
fisuras de los bloques rocosos-.
– El medio subterráneo
superficial (MSS), formado en los intersticios resultantes entre los
clastos de canchales recubiertos por un suelo. Su origen puede ser diverso:
por disgregación de la roca madre o por la acumulación de clastos en los
derrubios de vertiente. También pueden estar asociados a depósitos fluviales o
glaciares (Juberthie et al., 1980a,
1980b, 1981; Juberthie, 1983).
A considerar también el ambiente endogeo ―del griego «dentro
de la tierra»―, el suelo, donde los organismos habitantes de los distintos
horizontes se desplazan por las galerías
de las raíces de vegetales o de otros animales. Las condiciones de
habitabilidad de este medio pueden ser muy similares a las del MSP por lo que
puede ser posible que se encuentren organismos incluso muy adaptados, con las
modificaciones propias de los organismos hipogeos. Hay quien considera este
ambiente un compartimento más del medio subterráneo y quien no: como se verá el
tránsito de organismos entre compartimentos hace esta precisión irrelevante. Las
madrigueras de mamíferos (Tronquet, 1997, 1998; Perreau & Tronquet, 2001) o
el humus y el musgo en ambiente forestal serían otros nichos también
susceptibles de ser habitados por organismos con cierto grado de adaptación.
Cuevas, simas, cavidades artificiales y MSS ―no la red
de fisuras―, podrían considerarse ecotonos con los ecosistemas epigeos dado que
existe una conexión más directa con el ambiente exterior que la que se da entre
este y la red de fisuras; por este motivo pueden existir pequeñas fluctuaciones climáticas debidas a las variaciones
atmosféricas epigeas estacionales. Pero la frontera entre todos estos ambientes
es difusa y en función de las condiciones de habitabilidad ―recursos adecuados
disponibles, condiciones higrométricas y térmicas apropiadas, etc.― los
organismos se pueden desplazar entre todos ellos. En
Jaén prácticamente todo el conocimiento existente proviene del MSP, sólo
de cavidades naturales, cuevas y simas, y en consecuencia no se ha observado el
tránsito entre compartimentos; pero por ejemplo en Pirineos ―reconocidos
como uno de los «hotspot» mundiales
de diversidad de fauna subterránea (Culver et
al. 2006)―, donde
también se ha estudiado el MSS y el ambiente endogeo, se constata que
organismos muy modificados propios del MSP (coleópteros Aphaenops o Stygiophyes)
también aparecen en MSS e incluso en ambiente forestal, bajo piedras
profundamente hundidas en los horizontes del suelo o bajo la hojarasca en el fondo
de dolinas; del mismo modo otros (coleópteros Geotrechus o Bathysciola)
cuyo hábitat prefente es el endogeo, son frecuentes en cavidades con las
características propias del MSP. La ausencia, o quizá mejor, la desaparición de
organismos en algún momento abundantes en las cavidades penetrables apunta al
tránsito entre estas y la red de fisuras.
Otro ambiente sería el conjunto de las
aguas subterráneas. También se puede diferenciar entre el ambiente propio de
las aguas profundas, ríos y lagos subterráneos, y el ambiente intersticial,
entre la grava de los ríos que circulan en superfície.
Bibliografía
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Cova de Sant Salvador de Bibils a Bonansa, Huesca
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